el abra | tandil - argentina | 2022






No se trata de una moda ni una tendencia, la conexión entre las personas y los espacios verdes mejora la calidad de vida. Desde estimular nuestras neuronas favoreciendo el desarrollo cognitivo, a mejorar las relaciones sociales y favorecer la práctica de actividad física.
La importancia del equipamiento reside en determinar la organización del espacio verde y así brindar al emprendimiento inmobiliario lugares para los deportes, la recreación y el contacto con la naturaleza de forma estrecha.
El objetivo de este gran espacio verde, caracterizado por el cuidado de su flora existente y potenciado por la siembra de especies autóctonas, es despertar la curiosidad e interés de las personas por conocer más sobre la naturaleza.
Los colores, sonidos y olores del campo estimulan la abstracción, por eso la elección de los materiales de los equipamientos buscan establecer un diálogo armonioso con el entorno natural del lugar.
Los equipamientos planteados para la primera etapa de El Abra son cuatro:
-
El acceso: parte del desafío de generar un edificio que estando en el centro de la escena no interrumpa ni el paso ni las visuales. Así se genera el desafío de potenciar la esencia del lugar. Se trata entonces de una pieza de hormigón que crea paisaje.
El material por utilizar se conserva a lo largo del tiempo con bajo mantenimiento y su color y textura se mimetizan a la perfección con el entorno circundante.
Esta pieza que cruza a ambos lados de la calle de ingreso juega a pasar desapercibida con la naturaleza del entorno convirtiéndose en un hito: un edificio y una plaza de encuentro en altura.
​
-
El tanque de agua: se trata de una pieza de extrema necesidad ya que hay que dotar al emprendimiento inmobiliario de su necesidad más vital: el agua.
El tanque hidráulico elevado se encuentra sujeto a especificaciones técnicas dadas por la normativa local.
La piel es el mayor órgano y el más complejo del cuerpo humano, proporcionando funciones vitales. Es la piel la que nos protege de agentes externos, tales como hongos y bacterias, entre otros. También regula la temperatura del cuerpo y realiza funciones sensoriales. De manera analógica, puede también afirmarse que la arquitectura es una especie de extensión de la piel que, como ya hemos dicho, permite establecer mecanismos de control y protección.
La piel de un edificio es límite y es transición, es opacidad y es transparencia. Es filtro o amortiguador. Busca mantener los valores de las variables esenciales como la temperatura, el asoleamiento, el ruido o la privacidad en tanto los niveles de bienestar.
Por todos estos parámetros se proyecta una orgánica y escultórica piel de madera que protege el tanque, integrando el paisaje y la tradición de la zona.
-
El aviario: además de ser una actividad estimulante que otorga paz y claridad mental, el avistaje de aves por parte de aficionados es una gran contribución para fomentar la educación ambiental y contribuir a la conservación de las diferentes especies, ya que se estima que en Argentina hay alrededor 985 especies de aves, de las cuales 163 se encuentran en peligro de extinción.
La búsqueda se basa en materializar la contención “invisible” de centenares de pájaros, donde el paisajismo y el diseño arquitectónico convivan en armonía. El aviario es una suerte de carpa metálica, que juega con un espejo de agua, donde desde mástiles de distintas alturas e inclinaciones pende una gran malla de acero.
-
La caballeriza: en una planicie verde interminable del paisaje pampeano, con esa rotunda horizontalidad, se propone establecer una relación intensa con el paisaje y expresar su programa de manera sencilla.
La caballeriza debe albergar a 24 caballos, un sector de trabajo y un sector social. El proyecto busca reunir todos los servicios en un solo edificio, de tipología claustro, en donde se desarrollan todas las actividades para el cuidado y alimentación de los animales, como así también, actividades sociales disfrutando de la simbiosis que se genera entre los animales y las personas.
La idea es resolver el programa debajo de una gran cubierta de estructura ligera y esbelta, que como el resto de los equipamientos, se mimetice con el paisaje. Se trata de una secuencia de pórticos, materializados en madera utilizando ensambles de carpintería simple y bulonería. La cubierta se resuelve con tejas coloniales, aportándole la cuota de color que se realza con la propia naturaleza del lugar.